viernes, 25 de octubre de 2013

CUADERNO DE BITÁCORA DE LA SEMINCI 2013: JORNADA QUINTA

"Houston, tenemos un problema" Esta famosa frase dicha por el astronauta Jack Swigert durante el accidentado viaje de la misión Apollo 13 que se vieron forzados los tres astronautas de la NASA a abandonar sus planes de alunizaje debido a la explosión de los tanques de oxígeno el 13 de abril de 1970, me vino a la mente tras visionar ayer por la tarde la película Zero de  Nour-Edine Lakhmari y observar que se seguía la misma línea argumental de violencia de las últimas películas y además, la calidad dejaba bastante que desear. 

Y es que en esta película vemos a un policía de calle que se mueve por los lugares más nauseabundos de la ciudad de Casablanca donde impera la prostitución, la delincuencia y la pobreza. 

Además, es un bebedor y un fracasado de la vida como así nos lo hacen ver por un lado sus superiores que le marginan a los trabajos más despreciable , le llaman Zero y tiene un padre enfermo en una silla de ruedas que continuamente le infravalora. 

Eso hará que con el tiempo, en cierta medida con algo de humildad y con el propósito de ayudar a una mujer anciana vagabunda que no encuentra a su hija actúe como un justiciero pero no es Clint Eastwood en Harry El Sucio ni tampoco Charles Bronson en el Justiciero de la noche

Eso sí, la película aunque hasta más o menos la mitad se deja llevar ya que se contempla esa manera de despreciar a un policía que actúa por su cuenta y que no se somete a ningún mandato, poco a poco va perdiendo el norte y es que al final se termina cargando a todo el mundo del negocio de la prostitución y a los clientes sean estos jueces, abogados, comisarios etc. para salvar a esa chica de 15 años que le han capturado para prostituirse en los prostíbulos de la ciudad de Casablanca. 

A mi parecer, no es una película que nos dé ningún tipo de enseñanza y tampoco debiera integrarse en la Sección Oficial. Otra cosa sería que decidieran poner un ciclo de Chuck Norris o de Jean Claude Van Damme.

Bueno pues después de las últimas películas en las que principalmente está la violencia como parte central y teniendo en cuenta que algunas son mejores que otras pero sin una obra redonda que sobresalga de las demás (y este año, muy a mi pesar creo que no se va a dar) el cuerpo y la mente necesitaba de un cambio radical ya que sino íbamos a terminar como Alex el protagonista de "La naranja mecánica" de Stanley Kubrick

Y sí, se produjo la magia ya que la jornada continúo dentro de la Sección Oficial con la comedia romántica francesa con tintes de cuentos clásicos de hadas "Au Bout Du Conte" (Al final del cuento) dirigida por Agnès Jaoui en la que se muestra de una manera bonita, tal vez bella aunque en determinados momentos te deja un cierto sabor a pastel de crema, la historia de una joven princesa que se enamora de dos príncipes, uno compositor musical y soñador y otro un galán representante con cierto detonante a "no enamorarse de nadie" . 

En la que también aparecen otros personajes como por ejemplo, los padres de ella en la que él es un deprimido de la vida mientras que ella es todo lo contrario, una madre que trabaja como monitora en un centro escolar ayudando a niños en la preparación de una obra de teatro donde se representa un cuento con príncipe y princesa. 

Una película en la que al final la princesa se tendrá que decantar por uno de los príncipes pero yo no les voy a contar quién es, si lo quieren descubrir vayan a verla porque lo sabrán al final del cuento. 

Tras esta revisión de los cuentos clásicos llenos de fantasía, color y armonía la SEMINCI proyecto la película Run & Jump de Steph Green que puede alzarse perfectamente con algunos de los Premios principales o en todo caso estoy convencido que ganará el Premio Especial del Jurado porque habitualmente en esta Semana se premia a las películas o a los actores que realizan una interpretación de la superación de la vida bien por una enfermedad física o psíquica. 

Aquí vemos a un hombre llamado Conor que ha sufrido un ictus cerebral con lo que ve mermado sus facultades físicas y psíquicas y en la que tendrá lugar, el retrato íntimo de su vida familiar a través de Vanetia (su esposa) que le sigue queriendo pero que muchas veces no comprende los comportamientos "de baja madurez" o los síndromes que presenta su marido debido a la enfermedad con lo cual, forma una conexión de amor con Ted Fielding, el psicólogo que vive con ellos con el fin de observar, grabar y estudiar la evolución de Conor

En definitiva, una película emocional de sentimientos en la que vemos por un lado como Vanetia se conecta humanamente entre estos dos hombres que forman parte de su vida y por otro, la tendencia de uno de sus hijos a rechazar durante un tiempo al psicólogo que se ha metido en la casa sin comprender a veces la razón de ello. Eso sí, finalmente lo aceptará como uno más mientras que Conor va despertando a la vida misma y recordando cosas del tiempo pasado. 

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